Hendiendo el aire del desierto
la mirada del ranquel
es cuchillo y lanza.
Penetra
en cada recoveco
del monte de caldenes
y jarillas.
Alguna laguna
reflejando cielo y nubes
recorta el pajonal.
Salvajemente galopa
olvidando
la traición del hermano huinca.
Escupiendo rabia
llora sobre los humeantes toldos
del pasado.
Empuja el presente,
sangre y llanto.
Sin machis.
Sin rogativas.
En silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario